Y yo que nunca creí en amuletos ni hechiceros, explicame que hago yo contando penas a muñecos será más bien que creo en tí.
...
...Mi amuleto eres tú
mis conjuros te reclaman,
y entre misteriosas sombras
apareces con tu pocima encantada,
y beberé para convertirme en duende
y evitar que el frío hechizo de la vida
me condene a ser un hombre.
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